Desde muy pequeño fue diagnosticado con una cardiopatía congénita, por lo que había sido intervenido quirúrgicamente para colocarle un marcapasos.
Estaba impedido de practicar deportes, pero su gran pasión por el fútbol llevaba a que jugara en forma informal con sus amigos.
El martes, antes del partido de Uruguay, estaban jugando y el trágico desenlace se produjo al momento de ejecutar un tiro libre.
Se descompensó y cayó en forma fulminante, pero como le gustaba hacer bromas, sus amigos pensaban que estaba haciendo una de las suyas.
Sin embargo, pasaron los segundos y al notar que no reaccionaba, optaron por llamar a una ambulancia.
Cuando el equipo médico llegó, Enzo Texeira ya estaba sin vida. Intentaron reanimarlo, pero los esfuerzos fueron en vano.
En Uruguay, un promedio de 15 personas fallecen por día por muerte súbita de origen cardíaco.