Tras una encuesta realizada el 44 % de los Uruguayos no se vacunaría contra el Covid – 19

En nuestro país existe una afianzada y acendrada cultura de vacunación. Durante décadas, las campañas de inmunización desde la primera infancia permitieron controlar numerosas dolencias y evitar peligrosas y evitables situaciones, como los brotes de sarampión surgidos en varias partes del mundo durante la segunda mitad de la pasada década.

Asimismo, en tiempos recientes se implementó con amplia aceptación la vacunación estacional contra la gripe, algo que permitió reducir significativamente la morbilidad por dicha dolencia.

Sin embargo, la actual pandemia de coronavirus y la verdadera ola de informaciones y desinformaciones al respecto, parece haber hecho mella en esa voluntad uruguaya de remangarse ante la jeringa.

En diciembre de 2020 la Usina de Percepción Ciudadana,1 una iniciativa del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo con el apoyo técnico de la diaria Datos y de docentes del Instituto de Estadística de la Universidad de la República consultó sobre este tema a una muestra representativa de la población mayor de 18 años.

Según informa el periódico la diaria, ante la pregunta «¿Considera vacunarse contra la covid-19 cuando la vacuna esté disponible en nuestro país?», 56% de las personas encuestadas respondió afirmativamente, frente a 44% que respondió de forma negativa.

El dato es preocupante, ya que de mantenerse esas cifras al momento de iniciarse la vacunación, estaría impidiendo alcanzar el umbral mínimo de 60% que permitiría hablar de la inmunización de una comunidad.

 

Dentro de la encuesta y filtrando entre grupos etarios, el grupo que declara una mayor voluntad de vacunarse es el de las personas de 60 o más años, con 63% de respuestas afirmativas. Esto podría estar asociado a que este grupo incluye al único sector de la población en situación de riesgo definido exclusivamente por su edad.

Del resto de la población, siguen en orden de preferencia para una eventual vacunación el grupo más joven, de entre 18 y 29 años (58%), luego aquellos de entre 30 y 44 años (54%), y por último el grupo de personas entre 45 y 59 años (50%).

En cuanto a las diferencias por nivel socioeconómico, los resultados de la Usina de Percepción Ciudadana muestran una predisposición favorable a la vacunación entre las personas de nivel socioeconómico alto respecto del resto de los encuestados. Mientras las personas correspondientes a los niveles bajos y medios del Índice de Nivel Socioeconómico muestran una preferencia de 53% ante una eventual vacunación, este porcentaje asciende a 66% en el caso de los encuestados de nivel alto.

Son menores las diferencias entre los encuestados de Montevideo y el interior del país, así como entre varones y mujeres. Mientras 54% de los encuestados de Montevideo considera vacunarse contra la covid-19 cuando una vacuna esté disponible en el país, ese porcentaje asciende a 59% para los encuestados del interior. Por su parte, 54% de las mujeres encuestadas declararon que considerarían darse la vacuna, en comparación con 58% de los varones.

En cuanto a los posibles orígenes de semejante desconfianza, es necesario señalar que 2020 no fue sólo el «año de la pandemia» sino también el de la «infodemia«, con una cantidad descomunal de información falsa o dudosa circulando en redes sociales.

Mientras el mundo entero exigía a la ciencia verdades absolutas e inmediatas que no estaba en condiciones de proporcionar, la desinformación campaba a sus anchas y a toda velocidad. En esa marea de contenidos dudosos, dos elementos destacaban: la supuesta velocidad «excesiva» en el desarrollo de las vacunas y los presuntos efectos nocivos de la tecnología de ARN mensajero usada en algunas de ellas.

Con el paso de los meses, los resultados de las fases experimentales de las vacunas permitieron demostrar empíricamente la seguridad y eficacia de las inmunizaciones. Asimismo, diversos servicios de verificación de información fueron desmintiendo las falsas informaciones surgidas al respecto.

Es de esperar que el paso del tiempo y la adecuada difusión de información consolidada logre prevalecer sobre argumentos infundados.