“La agricultura no cubre las necesidades del pueblo”, así inició su conferencia la investigadora Gloria Marta Martín Alonso, investigadora del Instituto Nacional de Ciencia Agrícolas (INCA) ante un público de novatos y académicos que se reunió en el paraninfo de la Academia de Ciencias de Cuba para hablar a Puertas Abiertas.
Y como siempre, los académicos hablan de los por qué: las malas prácticas de cuidado y conservación de la semilla, incumplimiento de la disciplina tecnológica, no aplicación de la ciencia y la tecnología, escasez de insumos y pocas iniciativas para su sustitución, y mal manejo de la fertilidad de los suelos y el suministro de nutrimentos.
Otro tanto pudiera decirse de la conferencia del doctor Giraldo Martín Martín, investigador de la Estación de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, de Matanzas, que trató los temas de la agroecología y la agroenergía para el desarrollo de la agricultura resiliente.
Giraldo hablo de los retos que enfrenta el mundo en la producción de alimentos, entre ellos el crecimiento de la población mundial con el incremento del consumo de alimentos y energía. También consideró los constantes cambios tecnológicos, socio-políticos y económicos (intereses geopolíticos), la disminución de la biodiversidad en especies de plantas y animales importantes para la alimentación humana, el cambio climático y la crisis sanitaria.
Fueron dos conferencias para poner a pensar a los llamados decisores (que no asistieron) en el tema agricultura, a alumnos de preuniversitarios invitados, a otros investigadores y a un público común que se reunió en la sala.
El debate no fue académico sino a puertas abiertas para, disciplinada y respetuosamente emitir los criterios. Urge mayor participación de los productores en la agroecología y la capacitación a los jóvenes que pudieran ser atraídos por el agro cubano.
Hay que producir alimentos para la subsistencia, y si no hay recursos ni químicos para hacerlo, hay que trabajar por la permanencia de la gente en el campo y en la agricultura. Los mensajes públicos deben ser objetivos, desde la perspectiva de los campesinos que viven felices con su familia en la finca, haciendo parir la Tierra aplicando la ciencia en combinación con prácticas ancestrales, experiencias más nuevas, con insumos orgánicos, en armonía con la naturaleza.
Hay que utilizar la biodiversidad de forma sostenible, para responder mejor a los desafíos del cambio climático y producir alimentos de una forma que no dañe al medio ambiente.
Fuente: Trabajadores. Órgano de la Central de Trabajadores de Cuba