La joven estaba embarazada de cinco meses, tenía 27 años y era positiva a coronavirus. Este domingo ingresó a la Unidad Respiratoria Aguda del hospital de Bella Unión, un sector equipado para atender a los pacientes Covid-19.
Cursaba un embarazo normal y bien controlado .
Al ingreso al hospital su cuadro ya era grave y la mujer falleció pocas horas después de haber ingresado al centro de salud.
De inmediato fue sometida a una cesárea de urgencia, pero el recién nacido también murió. La paciente cursaba la semana número 28 de gestación.
El sector al que fue ingresado cuenta con equipamientos para problemas respiratorios, pero no llega a ser un CTI ya que en Artigas ASSE no tiene cuidados de terapia intensiva. Hace unos días se comenzó a armar un CTI en la ciudad que tendrá seis camas disponibles.
la joven embarazada había hecho una consulta médica cinco días antes de su fallecimiento, el 27 de abril.
Estaba resfriada y le hicieron el test de Covid-19.
Dos días después empezó con tos y este domingo comenzó con dificultades respiratorias y fue trasladada de urgencia al hospital de Bella Unión donde a las pocas horas murió.
Se trata de la segunda mujer embarazada que fallece por Covid-19 en Uruguay desde que comenzó la pandemia.
El primer caso ocurrió el pasado 29 de abril en la ciudad de Salto. La fallecida tenía 32 años, residía en el departamento de Río Negro y estaba en la semana número 24 de gestación.
El ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, se refirió al fallecimiento de una mujer embarazada por COVID-19 en Bella Unión, Artigas, y explicó que solicitó una reunión a la Comisión Nacional Asesora de Vacunas para este miércoles para analizar la situación «en los criterios de inmunización a embarazadas».
Salinas, además, estimó que la muerte de la joven de 27 años «seguramente tiene que ver con el tema de la variante genómica P1, que está generando mayor internación en personas jóvenes».
El riesgo de hospitalización en CTI para pacientes de entre 20 y 39 años que se hayan contagiado de esta variante es 13 veces mayor que con la variante clásica, mientras que para quienes tengan entre 40 y 60 años es «ocho veces más».
«Había algunas dudas sobre si la introducción de la variante generaría algún cambio, se había visto que tenía mucho más potencial de infectividad y de contagio, pero estos estudios realizados en Europa parecerían indicar en un principio que también están generando un cambio en la selección de los pacientes para su ingreso a CTI», sentenció.
