Centroamérica vuelve a estar amenazada por una tormenta de proporciones extremas.
El ojo del huracán Iota, que alcanzó este lunes la categoría 5, la máxima en la escala Saffir Simpson, se acercaba en la noche de este lunes a Nicaragua con vientos devastadores, «lluvias torrenciales» y amenazando con una subida de la marea de entre cuatro y seis metros.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos informó en su boletín de las (00:00 GMT que Iota se estaba a 55 kilómetros al este-sureste de Puerto Cabezas, en Nicaragua, y a 165 kilómetros al sur-sureste de Cabo de Gracias, en la frontera de Nicaragua con Honduras.
Iota se movía hacia el oeste a una velocidad de 15 kilómetros por hora y se prevé que mantenga esta dirección hasta que toque tierra, para después realizar un giro hacia el oeste-suroeste.
Según las proyecciones del NHC, el ojo de Iota tocará tierra en el noreste de Nicaragua para comenzar a disiparse el miércoles sobre Centroamérica.
Hasta el jueves, el huracán dejará «lluvias torrenciales que posiblemente llevarán a inundaciones repentinas y crecidas de río peligrosas» en partes de Centroamérica, informó el NHC.
«Las inundaciones y los deslizamientos de tierra en Honduras y Nicaragua podrían verse exacerbados por los efectos recientes del huracán Eta en la zona, lo que puede derivar en un impacto potencialmente catastrófico», advierte el organismo.
«Lo que se acerca es una bomba», dijo durante la tarde del lunes el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, en una conferencia de prensa, hablando junto a su par de Guatemala, Alejandro Giammattei.
Los presidentes calificaron a Centroamérica como una de las regiones más afectadas por el cambio climático y dijeron que decenas de miles de familias habían perdido cosechas enteras a causa de la destrucción de Eta.
La embestida de Eta causó devastación en la zona hace dos semanas y dejó alrededor de 200 muertos.
La parte más afectada fue la región de Alta Verapaz en Guatemala, donde los deslizamientos de tierra enterraron decenas de viviendas en la comunidad de Quejá, en la que se teme que murieron unas 100 personas.
Al menos se registraron 50 muertos en otras partes del país.
Daños
Las torrenciales lluvias provocadas por el huracán Iota en el Caribe causaron ya desastres en varias regiones colombianas el fin de semana, con miles de afectados.
La turística ciudad de Cartagena, en Colombia, por ejemplo, acabó con el 70% de su territorio inundado, según su alcalde, William Dau, que decretó la calamidad pública en la urbe.
El archipiélago de San Andrés y Providencia, fuertemente afectadas la semana pasada por el huracán Eta, también sufrieron el embate de Iota, que dejó estragos y cuantiosos daños en el norte de la Colombia continental.
Honduras, Guatemala y Nicaragua, por su parte, comenzaron a trasladar a residentes de áreas en peligro.
En algunas localidades, no obstante, esa tarea resultó complicada, pues algunos residentes se negaron a ser evacuados por el miedo a contagiarse de coronavirus en los refugios habilitados.
«Algunos de nosotros preferimos quedarnos y morir en nuestras casas. Nunca hemos visto dos huracanes en tan poco tiempo, pero qué podemos hacer contra la fuerza de Dios y la naturaleza», señaló Silvania Zamora, residente de la localidad costera de Bilwi, a la agencia AFP.
«Estamos preocupados, nerviosos. Psicológicamente no estamos bien, porque perder todas nuestras cosas y empezar de nuevo no es fácil. Algunos de nosotros tenemos casas viejas pequeñas y nos arriesgamos a perderlo todo».
Alerta roja
En Honduras se mantiene la alerta roja y los problemas de falta de recursos por el impacto de Eta complican la situación, informa la agencia Reuters.
«Nuestro mayor problema ahora mismo es que no tenemos combustible para seguir evacuando a la gente» en barcos, advirtió Teonela Wood, alcaldesa de la municipalidad de Brus Laguna, en la costa este del país, donde dijo que habitan más de 17.000 personas.
El pasado 3 de noviembre, el huracán de categoría 4 Eta tocó tierra en la costa noreste de Nicaragua, con vientos máximos sostenidos de 140 millas por hora (220 kilómetros por hora), una de las tormentas más graves en impactar la región en años.
En los días siguientes, Eta avanzó por la región descargando potentes lluvias que dejaron unos 200 fallecidos, al menos 2,5 millones de afectados e infraestructura destrozada desde Panamá hasta el sur de México.
La inédita temporada de huracanes que afecta a Centroamérica este 2020 se produce en medio de la grave crisis económica provocada por la pandemia de coronavirus, una dificultad añadida que podría llevar a un aumento de los contagios, de la hambruna y a una nueva oleada de emigración.